Pegaso del la plaza de Bellas Artes
He perdido la cuenta sobre las veces que me he parado frente a el y las veces que he entrado solo a disfrutar de sus paredes. El Palacio Nacional de Bellas Artes es un sueño en pleno centro de la Ciudad de México. Para disfrutarlo, hay que empezar por su exterior. Desde el exterior y varios elementos interiores, el mármol es una constante en el Palacio. Está escoltado por cuatro pegasos de Agustín Querol, y la su superficie exterior del edificio hay varias esculturas dedicadas a las artes y a la cultura mexicana, realizados por varios artistas.

A inicios del siglo XX, un sector de la sociedad mexicana se había hecho aficionado a la ópera y cada vez más población adquiría el gusto por la vida social. El Teatro Nacional de ese entonces, dejó de ser suficiente y se planeó un edificio que le diera a la ciudad, el esplendor arquitectónico de las grandes capitales europeas.

Su construcción, programada para cuatro años, inició en 1904. Sin embargo, fue detenida dos veces, primero por hundimiento al gran peso y por el suelo fangoso de esa parte de la ciudad. Después, fue interrumpida su construcción por la Revolución Mexicana, en 1910. El arquitecto italiano Adamo Baori, su gran iniciador, abandonó el país en 1916, y varios arquitectos hicieron alguna aportación. Sin embargo hasta 1932 el mexicano Federico Mariscal, discípulo de Boari, hizo posible su inauguración en septiembre de 1934.

El Palacio Nacional de Bellas Artes
Al entrar, es difícil decidir por donde empezar a disfrutar. Una primera opción es sumirse en los murales de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, José Clemente Orozco, Jorge González Camarena, Roberto Montenegro y Manuel Rodríguez Lozano. En ellos se descubre un poco más de la historia de México, incluso de la historia universal.

Otra delicia para los sentidos es la gran cúpula, que ilumina naturalmente la escalera de dos rampas. Dentro de la sala de descubrimos el telón, formado por una cortina metálica que sostiene un mosaico de vidrio de 22 toneladas que da forma a una panorámica del Valle de México.

El Palacio Nacional de Bellas Artes ha sido testigo de importantes eventos artísticos y culturales, siendo así la más importante plataforma para la difusión del arte y la cultura en México. En 1987 UNESCO lo declaró Monumento Artístico.

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