Se acercan las vacaciones de Semana Santa y, para mí, la mejor época para visitar la capital de México. En esas dos semanas, desaparecen, como por arte de magia, miles de residentes de la ciudad. Con ellos, se marcha el tráfico y el estrés capitalino. Si hay familia en otra ciudad del país, van a visitarlos o simplemente, se van a tomar el sol a alguna playa. Entonces, los recorridos de un lugar a otro, que en días “normales” toman una hora y media o dos horas, en el periodo vacacional, no se necesitan más de veinticinco minutos. Y para alcanzar a recorrer los atractivos de ésta ciudad, cualquier tiempo es valioso.

Dentro de la gama de atracciones, mi lugar favorito es el Centro Histórico. Además de los más de quince museos ahí instalados, por doquier se encuentra evidencia del México

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