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Axayácatl (insecto)

Axayácatl es el nombre genérico con el que se conocen seis especies de hemiptera de las zonas lacustres del Valle de México. El insecto se utiliza como alimento desde la época prehispánica, así como su hueva, llamada ahuautle o ahuahutle y que recibe el sobrenombre de «caviar mexicano».

Clasificación taxonómica

Las seis especies denominadas axayácatl son Corisella mercenaria (Say, 1832), Corisella texcocana (Jacz), Krizousacorixa femorata (Guérin, 1857), Krizousacorixa azteca (Jacz), Graptocorixa abdominalis (Say, 1832) y Graptocorixa bimaculata (Guérin).

Aunque se conocen en el mercado como «mosco para pájaros», realmente no se trata de moscos, sino de chinches acuáticas. Taxonómicamente, se incluyen en las familias Notonectidae o Corixidae, que a su vez pertenecen al suborden Heteroptera, y éste al orden Hemiptera.

Uso gastronómico

Tanto el axayácatl en estado adulto como sus huevas son comestibles. El insecto se pesca con red y se procede a su tueste antes de comerlo; la ahuautle se obtiene colocando en la orilla de los lagos unos tules (antiguamente se usaban hojas de mazorca) donde el axayácatl deja sus huevos, que posteriormente se orean, tuestan y secan. Ambos alimentos son muy ricos en proteínas, con unos porcentajes de proteína digestible, respectivamente, del 61.96 y el 63.88 por ciento.

Los relatos de los conquistadores españoles cuentan que se entregaban como ofrenda a la divinidad Xiuhtecutli. También que eran traídos a la corte de Moctezuma en Tenochtitlan a diario, para que el Emperador azteca pudiera tomarlos frescos para su desayuno.

Normalmente, la ahuahutle se comía en tortas y los conquistadores aprendieron a apreciarla los días viernes, cuando su religión católica les impedía comer carnes rojas.

En la actualidad, el axayácatl se consume tostado, mientras que la ahuautle se suele preparar en tortas rebozadas en huevo y fritas, pero también en tamales o mixiotes. Su mayor consumo se produce en Cuaresma y Nochebuena.

El cultivo de estas especies es simple y barato, aunque alcanzan altos precios en el mercado por la alta demanda. Además, se encuentran en peligro por la desecación y polución de los lagos en los que tienen su hábitat.

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