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Capilla de El Pocito, en San Lorenzo Tezonco

De un modo similar a lo ocurrido en Iztapalapa, los habitantes de San Lorenzo Tezonco recuerdan que el Señor de la Misericordia los salvó de una epidemia muy fuerte, que afectaba a los pueblos lacustres del valle de México.

Los tezonqueños invocaron de igual manera la imagen de la ermita del lugar para que los librara de la epidemia. Entonces, milagrosamente, entre la basura, brotó al pie de un ahuehuete frente al templo un manantial de agua cristalina.

Se interpretó como el favor divino, y la gente dio a beber a los enfermos de ella, y quedaron curados.

La fama del milagro se extendió a otras poblaciones cercanas, como Tláhuac, Zapotitlán y Milpa Alta, afectadas por la misma epidemia, y acudieron de todos estos sitios los enfermos a tomar el agua milagrosa de Tezonco. En agradecimiento, la ermita fue derribada para construir la parroquia actual.

En el sitio donde brotó el manantial (todavía vivo en nuestros días), se construyó una pequeña capilla (El Pocito), a la que acude la gente a pedir por su salud. Los fiscales tezonqueños distribuyen en la actualidad gratuitamente el agua entre las personas que la solicitan.

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