El Pinacate forma parte del Desierto de Altar en el noroeste de Sonora, exactamente en la estrecha franja que une a la península de Baja California con el resto del territorio nacional, muy cerca de la frontera con Estados Unidos. Este desierto tiene uno de los índices más bajos de humedad del mundo y cuenta con las temperaturas más elevadas del hemisferio norte, superando, a veces, los 50 grados centígrados en el mes de junio.

Considerada Reserva de la Biosfera desde 1993, la sierra de El Pinacate comprende más de 714 556 hectáreas y consiste en una serie de al menos 400 volcanes extintos desde hace miles de años. Es por ello que visitarlo es imaginar estar en la luna, con grandes solidificaciones de lava, enormes dunas de arena y los cráteres más gigantes del mundo. A pesar de la protección de la zona, algunos de estos cráteres se pueden observar u explorar.

Para poder hacer la exploración, es necesario registrarse con el guardaparques en la entrada de la reserva, ya que se trata de una zona extensa y es mejor que se sepa por dónde andan los visitantes. Por supuesto, el recorrido se debe hacer en compañía de un guía, para evitar perderse. Además, se necesita un vehículo adecuado.

Sin embargo, no sólo los admirables paisajes y la gran riqueza biológica hacen del Pinacate un sitio especial, además en sus tierras vivieron durante miles de años grupos humanos que dejaron a su paso infinidad de evidencias consideradas actualmente sitios sagrados y ceremoniales de sus descendientes los O’odham o Pápagos.

Cráteres que vale la pena visitar:

• Los llamados Molina y Sykes, son verdaderamente sorprendentes, pues el primero tiene forma de trébol, y el segundo parece no tener fondo.
• El cráter Elegante, de 1 600 metros de diámetro.
• El Cerro del Colorado, con sus atrayentes tonos rojizos que lo hacen muy diferente a los demás.
• El Tecolote que cuenta con un valle en el que se puede acampar.